por Emmanuel Galliano
Para cualquier amante de la astronomía, tener la oportunidad de pisar sobre la línea del ecuador, desde donde ninguna parte del cielo está escondida, es un regalo maravilloso. Imaginen entonces que felicidad fue para nuestro equipo de Constellation tener la suerte de cerrar nuestro proyecto en Latinoamérica en Vicundo cerca de Cayambé (Ecuador), compartiendo con la comunidad del proyecto Quitsato, un reloj solar monumental situado exactamente en la línea equinoccial, que es otro nombre para la línea del ecuador. Este otro nombre se debe al hecho de que, solo sobre esta línea, el Sol pasa por el Zenit dos veces por año, en los dos equinoccios.
Fuimos recibidos con mucho cariño por la comunidad local, quien además de cuidar del monumento y de los turistas que lo visitan, organizan varias actividades relacionadas con la cultura local, el desarrollo sostenible y la conciencia ecológica, a la alimentación saludable, y también, no podía faltar, el turismo astronómico. Con un pequeño local dedicado enteramente a la astronomía, que incluye una biblioteca, estamos seguros que el telescopio Celestron que dejamos allá encontrará el uso que soñamos para ella.
La primera cosa que aprendimos cuando llegamos al monumento Quitsato, es que esta vez nos encontrábamos realmente en la latitud 0:0:0, verificado por nuestro GPS. ¿Por qué ”esta vez”? Porque unos días antes habíamos ido, como cualquier turista que visita Quito, al complejo turístico ”Ciudad Mitad del Mundo”, y pisamos (y sacamos muchas fotos) en una línea del ecuador que no lo es realmente, ¡ya que está situada a unos 240 metros de la linea real! En esta línea equivocada esta construido el monumento conmemorando la misión geodésica francesa que, en 1736, viajó a Ecuador para medir el tamaño de un grado de meridiano en esta región. El objetivo era hacer la comparación con el tamaño de un grado de meridiano en la región ártica y descubrir si la tierra era perfectamente esférica, o si era una esfera achatada. La conclusión fue que la tierra es achatada en los polos.
Como es difícil desplazar este monumento que tiene unos 30m de altura, lo dejaron en el lugar que fue establecido en 1979 (y de hecho con una precisión que no está mal para no haber GPS en la época) y la linea marcada en el suelo también se quedó allí. La pena es que está historia no se cuenta en la ”Ciudad Mitad del Mundo”, y millares de turistas continúan sacándose fotos pisando en esta línea mal posicionada. También a estos turistas se les da unas informaciones falsas, por ejemplo se les invita a equilibrar un huevo sobre un palito vertical, induciéndoles a creer que esto es posible solo porque esta en la línea del ecuador, o se les hace creer que el sentido del remolino del agua cuándo se vacía el fregadero depende del hemisferio en que se está. Estos pequeños engaños hacen perder bastante magia a la ”Cuidad Mitad del Mundo”, y sin haber ido a Quitsato después de esto, nos hubiéramos quedado con un pequeño sabor a decepción.
En la verdadera línea equinoccial, al pié del reloj solar gigante de Quitsato, también descubrimos una nueva e inspiradora manera de ver el mundo, o mejor dicho, una nueva manera de representar el mundo en un mapa: ¡simplemente girándolo 90 grados y colocando la linea del ecuador como una línea vertical central con el hemisferio norte a la izquierda y el hemisferio sur a la derecha! Con esta idea sencilla pero revolucionaria, lo que se coloca arriba del mapa (el Este) es el nacer del Sol que ilumina las mañanas de toda la humanidad igualmente. Esto da una representación mucho mas equilibrada de nuestro lindo planeta, usando como eje de simetría su eje mas natural que es la línea del ecuador. Esta propuesta denuncia la arbitrariedad de la representación común que tenemos de un mundo con un Norte que estaría encima del Sur, y todas las connotaciones asociadas que habitan nuestros inconscientes.